En el camino de una comunicación significativa y trascendente con el niño esencial (ese hombre en construcción) que cada ser alberga, incluso los adultos; se propone en el juego escénico la participación del actor, de Títeres (técnica bunraku) y la animación de objetos con recursos del teatro negro o la animación a la vista, construyendo así la atmósfera necesaria para asistir al lanzamiento de un cohete espacial tripulado por un Astronauta. La aventura interestelar lleva al Astronauta y al público con él, a descubrir ese pequeño planeta lejano y recóndito que nadie se ha atrevido a explorar. Su desencuentro lo distancia del mundo, de su microcosmos, y en su soledad surgen las preguntas esenciales, esas que nos permiten la identificación como sujetos y como comunidad: ¿Quién soy yo?; ¿Dónde estoy?; ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Estoy solo?… y la respuesta la tiene...
